Siempre he buscado disfrutar de una amena conversación. En estos días, cerca de mis cuarenta y con cuatro hijos, difícilmente logro escabullirme de mis actividades cotidianas para ingresar un minuto a mi mundo. Leer es sin duda uno de mis mayores placeres y en las páginas de un libro logro viajar a donde no he ido, sentir lo que no he sentido y vivir lo que no he vivido.
¿Cuantas personas estamos inmersas en la misma situación?
